27 - En los alrededores de Portal Nocturno

27 - EN LOS ALREDEDORES DE PORTAL NOCTURNO

Justo a la entrada de la posada me encuentro a un enorme guerrero disfrutando de la cálida tarde que ha quedado. Me mira y saluda al tiempo que me acerco para interesarme por los rumores de la región y, de paso, confirmar que voy en buena dirección al Bastión del Brillo Tenue.

El guerrero se presenta como Moris el Draugr, por su fiereza en combate y el terror que inspira a sus enemigos. Y ciertamente lo inspira, el sólo hecho de estar a su lado ya me inquieta así que le sonrío y trato de ser lo más amable posible con el gigante combatiente. Me alegra saber que voy en buen camino y que mi objetivo está a poco más de media jornada de viaje, así que me dispongo a entrar en la posada y descansar tras despedirme cordialmente de Moris, no sin antes prometerme recordarle si alguna vez necesito un guardaespaldas.

De hecho, me he sentido tentado de pedirle ayuda de cara a los hechiceros que pudiera encontrarme en el Bastión, pero al final he deshechado esta idea ya que posiblemente esta sea una prueba más del Colegio, y el recibir ayuda externa podría interpretarse como un signo de debilidad. 

Moris, el Draugr. Un veterano e imponente guerrero

La Posada está algo vacía, sin duda por su alejada ubicación

En el interior de la posada se respira una calma inusitada para este tipo de establecimientos. Evidentemente, que se trate de un hospicio en medio del camino y no en una urbe, influye enormemente. El aire esta cargado de diversos olores y especias que me abren el apetito ligeramente, así que sin dilación me acerco a la barra y hablo un rato con el posadero, llamado Hadring.

Es un tipo amable, conocedor de su oficio y bastante dispuesto a los negocios. Me ofrece, rápidamente, una habitación (las más cómodas al norte de Carrera Blanca asegura) que aunque resulta algo cara, 60 septims, acepto pagar gustosamente. Con el oro en su bolsillo, el posadero es aún más amable e incluso me ofrece un plato de sopa de verduras acompañado con una escudilla de vino de su propia cosecha y un suculento filete de pescado a la brasa con hierbas. Me siento tranquilamente a degustar estos platos mientras conversamos acerca de la guerra civil, los viajeros y cuán complicado se está poniendo el transitar los caminos ultimamente.

Aunque admite que la clientela que tiene crece conforme va acercandose el anochecer, me confiesa que un orco, que por lo visto es escritor, ha pagado varios meses de alojamiento y que solo con eso podría vivir tranquilamente, pero que le tiene cariño a su negocio (fundado por su abuelo) y lo mantiene porque nunca se sabe qué puede ocurrir en el futuro. Apuro con un largo trago la escudilla de vino y bajamos al piso inferior donde me enseña la que será mi habitación, acto seguido se despide y vuelve a sus quehaceres. Es una habitación pequeña, pero confortable y bien equipada con un arcón, una cómoda, mesa y silla, y una cama que no parece tener demasiadas pulgas.

Hadring al fondo y en la barra uno de sus parroquianos

Tras una copiosa comida, me encamino a mi habitación.

Es una habitación muy cómoda y con bastantes lujos.

Sobre la comoda hay, incluso, algunos libros para ojear.

Una vez me he acomodado y dejado el equipaje en la habitación subo de nuevo al salón común con el ánimo de charlar con alguien y, de paso, aprovechar la tarde y explorar un poco la zona. Conozco a Callen una elfa guerrera que está de paso camino a Carrera Blanca con el ánimo de unirse a los Compañeros. Le comento que cuando estuve en la ciudad, conocí a Aela "la Cazadora", que era miembro de los compañeros y que estuvimos un buen rato compartiendo el camino tras abatir a un gigante. Callen me sonríe, asiente satisfecha por la historia y, me temo, se queda más emocionada por querer pertenecer a este grupo. La deseo la mayor de las suertes en su viaje y salgo de la posada a explorar un poco la zona.

Los alrededores son bastante interesantes, la propia posada dispone de un paseo de madera cubierto que se adentra en un pequeño lago y que es perfecto para pescar y relajarse. Es allí donde encuentro al Orco del que me habló Hadring. Cuando me acerco resulta bastante esquivo y con frases cortas me despacha para atender sus propios asuntos. No se lo tengo en cuenta, y continúo paseando por los alrededores de la posada mientras aún hay luz cuando llego al borde de un recortado y me llama la atención unas pequeñas tuberías metalizadas en el suelo.

He leído acerca de los enanos y sus construcciones, que se adentraban en las entrañas de la tierra y que usaban el poder del vapor para mover complejas maquinarias. Entiendo que el vapor iría por esta suerte de tuberías y me agrada poder disfrutar, aunque en la lejanía, de esta magnífica vista y saber que, quizá en el interior de la montaña que estaba pisando, se encontrase una fortaleza enana llena de secretos y poder.

Embriagado por estos pensamientos me dirijo hacia el otro lado del camino, por si encontrase más de estas estructuras, cuando escucho un grito desgarrando el aire. Corriendo me acerco y observo cómo dos perros negros como la obsidiana están atacando a una viajera mientras un individuo sonríe unos pasos más atrás. Sin dudarlo lanzo un proyectil ígneo a uno de los perros, que explota en su costado y lo mata en el instante. La sonrisa del individuo se borra de su rostro y el otro perro infernal se lanza a por mí dejando a la pobre viajera bastante malherida.

Apenas tengo tiempo de lanzar otro proyectil al perro que arremete contra mí, afortunadamente recuerdo combinar el poder de ambas manos en una única y poderosa bola que impacta directamente en la cabeza del animal haciendo que caiga y detenga su marcha, inerte, justo a mis pies. El individuo me observa, dudando qué hacer, y por unos instantes nuestras miradas se cruzan estudiándonos. Mantengo la calma, paciente en espera de ver la reacción de mi rival y preparado para esquivar o protegerme de cualquier hechizo que pudiera lanzarme, pero lejos de utilizar la magia se avalanza sobre mí portando un pico de batalla. Craso error...

Dos rápidos movimentos de mis manos y sendos mensajes ardientes impactan contra el pecho del individuo que muere entre estertores y se consume en el fuego mágico. Me acerco a tiempo de observar como exhala su último aliento y algo me sorprende al mirarle a los ojos y verlos inyectados en sangre, como poseido por algún tipo de mal. No me detengo a estudiar el cadaver y ayudo a la viajera que se repone de sus heridas con una poción sanadora. Me habla de este tipo de criaturas, que salen al atardecer (efectivamente, los últimos rayos de sol están por desaparecer) y que son los sicarios de vampiros, sus señores, enviados para capturar desprotegidos viajeros para luego alimentarse de ellos.

Buena suerte en tu viaje Callen.

El Orco "escritor" disfrutando de las vistas

Hay que admitir, que el enclave de la posada es idóneo.

¡¡Unas ruinas enanas al fondo del barranco!!

El esbirro de un vampiro intenta atacarme...

... pero se lleva una desagradable sorpres en forma de fuego.

Estas criaturas abyectas acompañan a los vampiros.

Me despido de la viajera que continúa su viaje a pesar de mi insistencia en que pase la noche en la posada. Me encojo de hombros y me vuelvo para descansar y aprovechar para estudiar alguno de los grimorios que me he traído para el viaje. Al entrar en el "Portal Nocturno", se nota que empieza a haber más parroquianos y el ambiente está más animado. Saludo con un gesto a Hadring y bajo hacia mi habitación con el sonido de entrechocar de jarras y risas estruendosas, sobre todo la de Moris, reverberando en la posada.

Más viajeros empiezan a llenar la posada.

 Abro una pequeña botella de cerveza del Valle mientras me acomodo en el butacón de la habitación y saco el grimorio de "Luz de Vela". Me habló de este hechizo Tolfdir y me explicó los enormes beneficios que podría darme, ya que genera una bola de luz que acompaña al hechicero permitiendo ver en la oscuridad sin necesidad de ocupar sus manos para portar antorchas, pudiendo disponerlas para conjurar si fuera necesario. 

Paso algunas horas concentrado, memorizando el grimorio cuando me levanto listo para probar mis nuevos conocimientos. Aspiro con fuerza, me concentro e intento que el barullo del piso superior se vaya alejando, lentamente, y se pierda en la lejanía. En mi mente puedo observar una luz, lejana que se acerca a gran velocidad... es una bola brillante que casi provoca que retire la mirada, pues casi hasta hace dañor observarla directamente.

La esfera flota delante mío, inmovil, y acerco la mano con la palma hacia arriba colocándola justo bajo la esfera. Sorprendentemente se mueve y coloca encima de mi mano con suma facilidad, la muevo y esta responde siguiéndola en perfecta armonía, hasta que cierro el puño, momento en el que la esfera de luz parece contraerse, y alzo el brazo al tiempo que abro el puño, impulsando la esfera hacia arriba... 

Vuelvo en mí y observo una luz azulada bañando toda la habitación. Al buscar el origen descubro maravillado que la esfera de luz está flotando sobre mí. Al moverme de aquí para allá la esfera me sigue, permitiendo que la luz me acompañe en todo momento. Ha sido agotador, apenas me quedan fuerzas para realizar otro hechizo, pero el resultado es inmejorable... Satisfecho, tiro la cerveza a un cubo (no había bebido al final ni un trago) y me acuesto mientras la brillante luz pasados unos minutos desaparece, envolviéndome en una oscuridad que me arropa y pronto caigo dormido.

Aprovecho las últimas horas para aprender un conjuro

Soy capaz de dominarlo con relativa sencillez.

La esfera me resultará muy util en la oscuridad de la noche.

Entra en acción la expansión Dawnguard, que nos muestra a los vampiros en su estado más puro... y violento. Si bien aún era de día cuando me atacó el vampiro, he interpretado que era uno de sus lacayos y no un vampiro normal (no me gusta eso de que los vampiros sean inmunes a la luz del sol). Aprovecharé, en este tipo de paradas durante los viajes, para explorar un poco los alrededores y así conocer un poco más los recónditos, y magníficos, escondrijos que tiene Skyrim.

Hoy toca hablar de una expansión, no un mod. Se trata, obviamente, del primer DLC que sacaron para el juego, llamado "Dawnguard". No quiero desvelar la trama principal de la expansión (no sea que en el futuro la juguemos), tan sólo indicar algunas de las características principales. Hay una nueva facción que son la Guardia del Alba, que combate a los vampiros y a la que te puedes unir. Hay nuevas armas, hechizos y gritos de batalla, incluyendo las esperadísimas ballestas... pero creo que he debido "cargarme" algo, porque las ballestas (ni los virotes) no aparecen por ningún lado, aunque no es algo que me preocupe. 

Puedes engrosar las filas de la Guardia del Alba o, incluso, las de los vampiros y llegar a ser un Lord Vampiro de gran poder... interesante, eh?. También han potenciado a los hombres lobo, que junto a un mod añadido les hace realmente peligrosos y rivales dignos a tener en cuenta. Una primera expasión realmente impresionante y que le ha dado al juego muchísimas horas más de diversión.

Próxima actualización el 6 de Mayo.