miércoles, 25 de abril de 2012

13 - Espectros de Hielo, Lobos y Arañas


Espectros de hielo, lobos y arañas.

Tras el combate en Fuerte Kastav, donde luché hombro con hombro con la legión y unos aventureros, necesito descansar un rato para reponer fuerzas, ordenar mi cabeza y recuperar el aliento. El resto de combatientes hace lo mismo y bajo una arboleda compartimos conversación y viandas entre varios viajeros, los legionarios y yo mismo. Los viajeros agradecen, conmigo incluido, a los imperiales su ayuda y estos nos indican que son tierras peligrosas ya no sólo por los nigromantes sino también por los rebeldes que han tomado la ciudad de Ventalia e Hibernalia (y otras más que ahora mismo no recuerdo el nombre). Yo les indico que me dirijo hacia Hibernalia y uno de los soldados, tras intentarme convencer de lo contrario, finalmente me da una carta con el dragón imperial para presentar ante cualquier patrulla que pueda encontrarme y que justificará que esté por allí y no soy enemigo del imperio.
Le agradezco enormemente la ayuda, a lo que me responde que es él quién me está agradecido puesto que mis conocimientos arcanos y poder mágico ha sido determinante. Realmente dudo mucho que haya sido así y es seguro que el soldado sencillamente me está agradeciendo la ayuda aunque haya sido sólo nominal. Aún así me levanta la moral y me da seguridad en mí mismo, ahora noto que domino mejor mis artes en la escuela de la destrucción. Este viaje, independientemente de si está abierta o no la academia, está resultando de lo más instructivo.

Pasados unos minutos el grupo se pone en pie. Los soldados se dirigen hacia la encrucijada, les he hablado de la enorme congregación de rebeldes y se han puesto en marcha para interceptarlos cuanto antes, mientras que los dos guerreros se dirigen hacia Hibernalia con el objeto de pasar allí la noche. No me han dicho qué asuntos les traen por estas norteñas tierras y tampoco he querido insistir demasiado, bastante es que me permitan acompañarles el resto del camino, más seguro con ellos que sin ellos sin duda.

En una arboleda descansamos tras la batalla.

Reanudamos la marcha, de nuevo acompañado.

La Cueva del Nonato... peligrosa, según mis acompañantes.
Poco después de reanudar la marcha llegamos a la cueva del Nonato acerca de la cual pregunto a mis acompañantes. Me comentan que en su interior se escuchan terribles gruñidos y guturales gritos que espantan a humanos y bestias que busquen cobijo. Un lugar peligroso, sin duda alguna. He de admitir que al pasar cerca un escalofrío recorre mi espalda e, instintivamente aprieto el paso, me temo que estoy empezando a ser tan fantasioso que las gentes que viven en estas tierras... en cualquier caso, mejor no arriesgarse.

Apenas tengo tiempo de pensar en la cueva puesto que tras un recodo de nuevo soy testigo de cómo las antinaturales arañas gigantes atacan sin piedad. Volvemos a plantar cara y a combatir juntos, pero esta vez son dos arañas las que atacan (más pequeñas que las anteriores que había visto, quizá unas crías). Yo me mantengo a distancia lanzando llamaradas a las arañas que, con cada una que reciben se sacuden con fuertes dolores. Finalmente somos capaces de derrotarlas gracias a la ayuda de un explorador imperial (de nuevo los imperiales manteniendo el orden... ¿dónde están los rebeldes que se suponen protegen esta región?). Pero el ataque de las arañas ha sido demoledor y mis dos acompañantes fallecen poco después a causa del veneno que les han inyectado sin que podamos hacer nada por ellos más que orar por sus almas y enterrarles en la nieve en un lateral del camino. 

Tras esto, y un pequeño almuerzo consistente en un guiso de col y manzana e Hidromiel, reanudo la marcha con el explorador imperial, que se llama Raltav. No es necesario que le muestre la misiva de sus compañeros, debe ser que tengo un aspecto que inspire confianza o que, más probablemente, no me considere una amenaza. Sea por lo que sea, ambos nos dirigimos hacia Hibernalia y, pasados unas cuantas millas, nos encontramos otro cuerpo sin vida en el lateral del camino.

Tras examinarlo, y despojarle de algunas cosas, Raltav me comenta que se trata de un Vigilante de Stendarr, al tiempo que mueve un amuleto que ha quitado al cadaver. Le pregunto más acerca de estos vigilantes y me cuenta que tras la crisis de Oblivion, hace tres siglos, se creó esta orden que persigue y extermina a los Daedra y sus seguidores. Si el vigilante había caído es que este lugar no era muy seguro, así que apretamos la marcha.

De nuevo nos atacan unas arañas, pero de menor tamaño.

A pesar de la victoria, mis dos acompañantes mueren.

El cuerpo de un Vigilante de Stendarr, una orden creada hace tres siglos.

El inventario según el mod SKyUI
Sin más dilación continuamos el camino hacia Hibernalia, no sin tener que dar cuenta de varios peligros que nos acechan en las nevadas laderas cercanas a nuestra ruta. Primero nos atacó un lobo de pelaje blanco, pero entre Raltav (y sus flechas) y yo (y mis hechizos) acabamos con el lobo antes de que tuviera tiempo de atacarnos más de cerca. Por lo visto era la mascota, o seguidor, o familiar, de un mago pues apenas habíamos terminado con el lobo cuando, desde detrás de unas dunas, un rayo helado me impacta en una pierna haciendo que cayera. El imperial mantiene a raya al mago mientras yo recuperaba la verticalidad y ambos lanzamos un ataque conjunto que es demasiado para el conjurador y pronto cae ante nuestras armas.

Pero lo que realmente me sorprende es ver unos espectros de hielo. Al filo de la hora de comer escuchamos unos siseos y los gritos desesperados de unos hombres, nos desplazamos en silencio hacia un risco desde donde se dominaba todo el camino hasta varias millas más adelante y observamos cómo un pequeño grupo de imperiales daban cuenta de lo que parecían ser una especie de fantasmas de hielo. Raltav, sin pensarlo, sacó su arco y atacó a los espectros que rapidamente cayeron desintegrándose y dejando una mancha brillante en el suelo.

Por lo visto sus compañeros de la legión son parte de una patrulla más grande cuyo objetivo era hostilizar a los rebeldes de Hibernalia. Raltav se despide de mí, pues debe tomar otra ruta para acceder a la ciudad e informar a sus compañeros, al tiempo que una tormenta de nieve comienza a caer. La tormenta ayudará al soldado en su aproximación a Hibernalia, pero a mí me hace la vida bastante más dificil.

Apenas soy capaz de ver pocos metros más adelante y mi avance se convierte en un suplicio. Raltav me había dicho que apenas quedan unas pocas millas, un par de horas o tres a paso normal... a este paso probablemente me daría la noche. Eso sin contar con el frío que, de nuevo, volvía a convertirse en mi mayor enemigo. Pero los nervios hacen presa de mí, tras tanto caminar, viajar y combatir, por fin estaba llegando a mi destino y podría comprobar si la academia era una realidad o si había dejado de existir, como había escuchado en varias ocasiones. ¿Estaba realmente preparado para ingresar en la academia? ¿Seguiría abierta? ¿Qué podría ofrecerles para que me aceptaran?... demasiadas dudas me asolaban mientras continuaba la lenta marcha hacia Hibernalia.

¡¡Un lobo de las nieves se acerca demasiado!!

Su dueño, un mago, asoma tras unas dunas.

El Explorador y Sheen caminando hacia Hibernalia.

Varios Imperiales acabando con unos espectros de hielo.
Este último tramo a Hibernalia ha sido realmente peligroso. Entre los magos de Fuerte Kastav, los lobos, las arañas y los espectros de hielo, es sorprendente que Sheen haya llegado a salvo. Afortunadamente los acompañantes suelen ser quienes caen en los combates, al lanzarse cuerpo a cuerpo, lo que me deja bastante margen de maniobra. Esperemos que sigamos así, ¡¡la academia ya está en el horizonte y apenas nos quedan unas horas para llegar!!

5 comentarios:

  1. Buena entrada... ¡a ver si llega de una vez!

    Y si, la verdad es que siendo mago los acompañantes son realmente útiles, sobretodo teniendo encuenta la "!·"$!% de protección que dan las túnicas. Lo malo es que en cuanto empieces a usar hechizos de daño de área, los matarás tu antes que los enemigos.

    Por cierto, una vez llegues a la academia te recomiendo que no hagas sus misiones, son bastante difíciles, además que el papel que interpretas en ellas le quedaría un poco "Raro" a Sheen.

    Y otra cosa: he visto los "primeros capitulos" con un elfo :p

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  2. ¡Buenas!

    Lo del Elfo fue el primer intento de AAR, pero un poco infructuoso porque estaba sin mods y cuando el juego llevaba poco tiempo en marcha, así que estaba "en pañales" y me desmotivó un poco. Así que lo dejé en barbecho y cuando ví que ya había buenos mods y el juego estaba bien asentado, me lancé con Sheen.

    Lo de las misiones.. pues sí que he empezado con ellas (bueno, no digo más por no desvelar) pero tengo la partida bastante más avanzada que el blog y sí que es cierto que quedaría raro ver a Sheen haciendo algunas cosas.

    En cualquier caso intentaré "apañarlo" de alguna forma :P

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  3. Tengo una pregunta. Si alguna vez Sheen llegara a morir, que pasaría? Seguiría la historia como si nada o habría que empezar de nuevo?

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    1. Supongo que ya se le abrá muerto muuchas veces, pero en la historia del blog no lo pondra. Pero si mata a Sheen, si que estará muerto xD

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  4. La verdad es que en este punto me parece que había conseguido evitar morir, tampoco es que haya tenido muchos encuentros, pero más adelante sí que muere un par de veces (bueno, algunas más ;D).

    Me salto mi propia norma de que si muere fin de la partida, porque le he cogido cariño, jejejeje. Pero vamos, que si en un momento dado la muerte es algo épico... pues morirá sin más y empezaremos con otra historia :)

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